That They May Face the Rising Sun

Que puedan enfrentar el sol naciente

Un año en la vida de una comunidad rural junto a un lago en Irlanda, en los 70. Los rituales del trabajo y el paso de las estaciones a medida que este mundo cerrado se convierte en un lugar para todos.

En Irlanda hay escritores, músicos y filósofos. En la campiña irlandesa, según la película, todos son un poco tristes, resignados a la mirada de un dios impasible: en esta película atravesada por una austeridad y una delicadeza infinita, Collins recrea un mundo que respira con cadencia propia. La predilección por los planos de la naturaleza –el viento, la luz, las ramas de los árboles– tiene algo japonés; la comunión con los elementos y el giro de las estaciones de los haikus. Bajo la paz de los rituales –es estremecedora la escena de la preparación de un cadáver para el velatorio–, sus personajes ejercen también la hospitalidad innegociable de lo que, a falta de otra palabra, llamaremos bondad. David Obarrio