Tedious Days and Nights

Hǔnluàn yǔ xì yǔ

Treinta años después, un poeta errante vuelve a su ciudad natal, ubicada en una mina de carbón estatal cerrada en el sur de China. Su vida ha experimentado muchos cambios, y la línea entre la realidad y los recuerdos se vuelve borrosa.

En Singapur, donde se estrenó la primera película de Guo (in absentia, retenido por las autoridades chinas), la presentaron como "un festival de absurdidad con partes iguales de mugre, irreverencia y melancolía". Tedious... es eso y sobre todo es una película con vida –degenerada y decadente, pero vida al fin–, sobre y quizás contra la vida en algo así como el Upside Down de un país del que solemos ver solo lo que nos dejan. Cine sin miedo, sin nada que perder, sin tabúes –ni para hablar de Tiananmen ni para quemar vello púbico–, que sin embargo encuentra una belleza insólita cuando Zeng sale a explorar el pueblo, tan venido a menos como él mismo, y recita poemas o canta viejos himnos maoístas en un cine abandonado. Agustín Masaedo