Un pequeño contratiempo, casi una nimiedad que se vuelve drama y se convierte en la mejor película sobre el Covid que hayamos visto. Así de desconcertante como suena. Claro que no es sobre el Covid sino sobre el encierro derivado de esa locura: la profilaxis transformada en martirio; la seguridad, en pánico. Las directoras exhiben un grado de compromiso mayúsculo capaz de dotar a cada escena de un singular espesor emocional. Los segmentos teatrales que comentan lo vivido o lo reformulan, como irreverentes notas al pie, son a veces muy graciosos y producen un distanciamiento perfectamente oportuno y pertinente, que contrasta con la realidad de lo vivido y le da una modulación nueva que nunca deja de sonar verdadera. David Obarrio
