Salón de uñas

Nail Parlour

Santiago y Amelia Luisa comparten la vida en su matrimonio y también la responsabilidad de llevar adelante un salón de uñas. La cotidianidad del local (y de la pareja) se verá extrañamente conmocionada cuando un nuevo cliente solicite los servicios de manicuría.

Salón de uñas confía, y confía en la velocidad, confía en que los efectos del big bang de comedias de rematrimonio de fines de los treinta y principios de los cuarenta en Hollywood llegan hasta hoy y hasta acá, hasta este colorido salón de uñas en el que un hombre y una mujer se obsesionan con un cliente, el vértice del triángulo, y arman un esquema Ponce y no Ponzi, porque no hay engaño sino, como decíamos, confianza. Confianza en los diálogos, en las situaciones, en la vitalidad y el deseo como motor del cine, del cine que se hace sin detenerse porque, sí, hay confianza en que la actriz y los actores van a brillar siempre, como todo en el salón de uñas. Javier Porta Fouz