A mediados de los años cincuenta, mientras veraneaba en Pinamar junto a su familia, Rodolfo Kuhn realizó un corto en película 16 mm blanco y negro, reversible. Podría tratarse de una de las tantas filmaciones amateur registradas en las playas argentinas de la era analógica. Pero en esos rasgos aparece cierta experimentación que deja ver a un joven con inquietudes formales apreciables en la pulsión narrativa, a través de pequeñas acciones actuadas, que conviven con el registro documental del espacio y cierta autoconciencia en relación al dispositivo, uno de los rasgos de sus trabajos posteriores.
Este breve film no figuraba dentro de su filmografía. Es un hallazgo que nos deja ver los inicios de un cineasta que poco tiempo después se volvería una pieza central del nuevo cine argentino de los 60.