¿Intentaron alguna vez contar un sueño tal y como apareció en sus cabezas mientras dormían? Parece imposible, pero María Royo y Julia de Castro logran en esta película aplicar esa narrativa onírica a una historia que, si hubiera que pitchearla, podría ser algo así como “un montón de personas buscando eso tan importante que les dé sentido a sus vidas”: ser madres, prender fuego todo para que les presten atención, hacer uso y abuso de las aplicaciones de citas, tener un parto monoparental. Esta road movie sensorial, remake confesa y desmelenada de Corridas de alegría (Gonzalo García-Pelayo, 1982), va desgranando capas que amagan con ser infinitas y cada vez más sorprendentes, y está llena de personajes que entran y salen, bailan, disfrutan y, a pesar de sufrir, gozan. Y eso, hoy, es un montón. Luis Hitoshi Díaz