Es fácil caer en la tentación de la tradición para hablar del debut de un Taratuto con una rom-com. Acá hay un profesor, un alumno y la relación entre un veinteañero y quien lo duplica en edad. Generaciones. El joven Taratuto (Santino) dispone elementos inocuos que luego estallan como gags. Ese es el tren de la primera toma que luego se convierte en el dispositivo cómico por excelencia, un recuerdo por timing al partido de béisbol en Cuando Harry conoció a Sally o a la escena de Pecados capitales en la casa de Mills (ese momento es pura comedia). El conocimiento del género y la habilidad para ejecutarlo de ST nos deja con ganas de más. Y de gas, porque el chiste del Piroyansky tonicainómano es directamente para descorchar gaseosas. Daniel Alaniz
