Lousy Carter

Un profesor de Literatura que da clases en un campus universitario sin alma descubre que le quedan seis meses de vida. ¿Cambiará su forma de vivir? Probablemente no.

Desde hace décadas, el cine de Bob Byington es comedia que con sus hombres-adolescentes (acá la gloria es en parte de David Krumholtz) juega como nadie con el lenguaje. La universalidad de la fórmula (“un ser patético descubre que le quedan meses de vida”) es una excusa para su ping-pong absurdo, para sacar a relucir su esgrima verbal, que no tiene que ver con la velocidad sino con exhibir el mundo (el del cine y el otro) desde su quirúrgico y absurdo deadpan. Donde Byington clava su estocada, muestra como buena comedia termita las falencias de un cine norteamericano cada vez más patético en sus ecuaciones y cada vez más fosilizado en los ojos que lo miran, compran y programan. Juan Manuel Domínguez