Lemon Tree

Limonero

La adrenalina de un pequeño robo rápidamente se disuelve para un joven y su padre disfuncional.

El cine independiente americano parece que todavía tiene algo para decir. Habla con balbuceos, entre resuellos: habla como si desfalleciera, entre la resignación y la angustia, pero algo dice. Un padre, un niño y un auto. Una huida. También hay un conejo. Con esos elementos también se hace una película. Esa familia pobremente construida se escapa como si jugara, sale al camino como si no hubiera destino, como si todo estuviera perdido de antemano. No importa, se sale a la ruta (un clásico). Los paradores de mala muerte, la comida chatarra, los cielos apagados. Todo constituye una colección de cosas vueltas a decir, pero todo sirve. Lemon Tree está atravesado por la tristeza infinita de lo que parece muerto y aún vive. David Obarrio