El día es largo y oscuro

The Day Is Long and Dark

Vera, una adolescente que no puede controlar su sed por la sangre, atraviesa una depresión. Un retrato de la fragilidad del vínculo afectivo entre un padre que lidia con una hija que no quiere vivir y teme atacar a su madre.

La melancolía de los vampiros es cosa seria: son los desterrados, los perdidos, los cainitas, los que no tienen lugar en el mundo. Hernández Cordón sabe que el asunto fue tratado demasiadas veces, que las palabras y los tópicos se expanden hasta la extenuación. Sin embargo, su película modula, amplifica y otorga vida a notas al pie, acaso con la irrenunciable ansiedad de los que perciben las turbulencias de un tiempo poco hospitalario y deciden dar cuenta de ello. Con una caligrafía que sutura dolores indecibles asumiendo la premura de sus criaturas como propia, el director ofrece un oscuro canto de amor por el linaje maldito que las cobija y entrega una obra potente y tristísima, llena de noches en vela, de vacío, de no future. David Obarrio