El canon

The Canon

Jean, un haitiano migrante en Chile, es admirado en cada lugar donde se desempeña. Además, su cuerpo representa todos los valores clásicos de la academia. Sin embargo, en el anonimato de su existencia, es también un canon de la marginalidad.

El cuerpo de Jean, un haitiano inmigrante emplazado en Chile, es admirado por donde vaya. Las delicadas formas de sus músculos y pliegues lo convierten en una especie de Adonis. A veces trabaja haciendo pozos, otras veces presta su artefacto –ese cuerpo– para hacer de modelo vivo. Su belleza es la del cuerpo en su volumetría: estamos delante del canon de los valores clásicos. Pero cuando se apaga el culto a la carne y se oscurece el filamento luminoso de la vida, aquel cuerpo se exhibe efímero y fugaz: rojo sangre, fría hiel. Bajo el axioma de Sándor Márai, “El cuerpo recuerda”, El canon se hincha de crudeza y da una vuelta cínica entre la desidia, la admiración y lo efímero de la existencia. Hernán Panessi