Después de fallecido el padre, la imágenes filmadas por él se vuelven mudas y Nicolás Prividera se da la tarea de hacerlas hablar. Es una conversación entre los muertos: las home movies paternas dialogan con las cartas escritas por la madre desaparecida. Prividera sitúa ese intercambio imaginario en el nudo que traman las vidas de los sujetos cuando se intersectan con los movimientos de la Historia; en las protestas francesas de hoy, sugiere Carta a una señorita en París, resuena la rebelión de la Comuna de París. Las imágenes filmadas o fotografiadas por el hijo se suman a las otras y parece que asistiéramos, entonces, a una demorada, prodigiosa reunión familiar. Diego Maté