Días de lluvia

Days of Rain

En un barrio de Santa Fe, en el transcurso de un día de lluvia incesante de la inundación del 2003, un hombre cae a un pozo que se forma repentinamente en el patio de su casa y, a partir de esto, su familia deambula entre la lucha y la resignación por rescatarlo.

En esta ficción de situación única, la desgracia es el centro de la película, que no se deja distraer con golpes de efectos ni remilgos ornamentales. El cine está en lugares impensados cuando se sabe cómo encontrarlo. Ainara Iungman tiene la seguridad suficiente como para bordear un costumbrismo que se desgarra en cada plano, evitando con orgullo sus comodidades: puliendo el paisaje –la lluvia, el barro, el pozo fatídico–, y dando vida a los personajes que parecen haber estado siempre ahí, presos de la cotidianidad, pero con la beligerancia orgullosa de los tristes, de los desesperados, de aquellos que están perdiendo todo menos sus propios huesos. Días de lluvia preanuncia el derrumbe con el aire de una melodía olvidada. David Obarrio