Nezumikozō Jirokichi

Mientras la ciudad de Edo queda sumergida en la oscuridad, un hombre emerge del ático de una casa. Es un virtuoso bandido que roba a los ricos para repartir entre los pobres, pero los yakuzas intentarán exponer su verdadera identidad.

Construida con la gracia e imaginación necesarias para reinventar un cine en clave animada, esta pequeña maravilla en 2D se convierte en una forma devocional que excede al homenajeado para reivindicar, también, el arte en un estado de felicidad que solo parece pertenecerles a los pioneros. Con el guion de una película perdida de un director clave en la transición del cine japonés mudo al sonoro –como se puede ver en el prólogo y en el epílogo–, Nezumikozō Jirokichi es una extraordinaria pieza breve en la que el cine recupera el peso y la densidad de las glorias del pasado para hacerlas vivir en el presente con un orgullo irreductible. En el fondo siempre se supo que el cine vence a la muerte. Manuel Ramírez