Mavita llena eres de gracia es de esa clase de películas que iluminan un festival y nos hacen sentir como en casa. Una muy buena actriz pasa del otro lado de la cámara y filma a su abuela. La señora ha atravesado años de dolores y pérdidas y ahora vive sola en una casa que parece un museo: por todos lados en esa casa que es también un refugio hay señales del pasado, huellas de devociones, amores, recuerdos. La empatía de Candela por la abuela es indudable, pero su película evita siempre el comentario meloso o demasiado cercano. Sabe de sobra que tiene a un enorme personaje habitando ese pequeño mundo barroco y uno de sus méritos es dejarlo en el centro de la escena, allí donde la historia familiar respira y recuerda como quiere. Casandra Scaroni